Me gusta Viva Hate por que con él empezó todo. Me gusta el título del álbum, la foto de Anton Corbijn, la atmósfera cerrada que envuelve toda la obra. Me gusta el hecho de que, en aquella época, pudieras elegir entre el último de los Smiths y el primero de Morrissey. Pero ¿porqué elegir? mejor llevárselos los dos. Para Viva Hate, Morrissey intentó olvidar a Johnny Marr y fue a buscar al guitarrista más raro de la ciudad: Vini Reilly. Este tío no toca la guitarra, la araña, la maltrata con gusto, a veces parece que esté descuartizándola pero, de todas formas, el resultado es grande. Aquí están Suedehead y Everyday Is Like Sunday, pero también Dial-A-Cliché, I Don't Mind If You Forget Me o Bengali In Platforms, con la que empezaron multitud de debates estúpidos sobre las ideas políticas de su autor. Me gusta Viva Hate porque las letras son, para mí, excelentes, y es que este es el disco ideal para aprender a decir, en inglés, algunas cosas que con el tiempo pueden servir. Para Viva Hate, que fue, aunque eso no importe, número uno en Inglaterra, no habrá aniversarios ni discos de homenaje pero para algunos siempre será la banda sonora perfecta para, cuando tienes catorce años, montarte tu película y dejar que empiece todo.
Aurais-je un jour assez de cran pour retourner au combat ? Il me reste encore du sang sous les ongles je crois qu'il faut beaucoup plus que du temps pour oublier quelqu'un comme toi, au lavage même en frottant les traces de sang ne partent pas. Bruno Caliciuri
